La mesoterapia en una técnica no invasiva se inyectan mediante agujas, sustancias naturales sobre las zonas necesarias, que ayudan a disolver la grasa localizada y rejuvenecimiento facial.

La mesoterapia es un proceso inventado por el doctor Michel Pistor, en la década de los años 50, Francia. En sus comienzos, fue pensada para aliviar el dolor causado por distintas afecciones médicas. Ha sido una técnica utilizada durante más de medio siglo para tratar con lesiones deportivas, enfermedades degenerativas, etc., hasta llegar a la actualidad, donde sus fines son más bien estéticos.

La mesoterapia se utiliza para ayudar a combatir las arrugas, la piel flácida y deshidratada, los problemas de pigmentación típicos de la edad, la caída del cabello, manchas no deseadas, acné o cicatrices.

El tratamiento de mesoterapia es un procedimiento que supone la unas micropunciones  que administran principios activos, vitaminas y enzimas a tu piel, ayudando a sentirla más rejuvenecida y tersa.

Cuando hablamos de inyecciones, hacemos referencia a una gran cantidad de micro “picaduras” rápidas por parte de la aguja que se administran según un esquema determinado por el especialista.

El primer paso para realizar la mesoterapia es la decisión de su especialista sobre el tipo de ”cóctel” vitamínico que su piel necesita, teniendo en cuenta su estado corporal, el efecto que se quiere conseguir, y un examen para determinar las posibles contraindicaciones que puedan surgir por los medicamentos que tome la persona. Después, se procederá a la inyección del principio activo. Los pinchazos son prácticamente indoloros, aunque hay tratamientos que pueden provocar leves molestias, en ese caso el especialista será quien le avise previamente. Si existe poca resistencia al dolor, es posible que te ofrezcan la posibilidad de utilizar anestesia local.

Las inyecciones son prácticamente invisibles tras el primer día de la administración gracias a la alta capacidad regenerativa de la piel y la buena circulación sanguínea.